El rey ha muerto...pero no se ha olvidado

Como siempre empiezo a escribir sobre alguna situación anexa, que tenga algo que ver con el tema, ahora no es la excepción. Estabna escuchando el soundtrack de 2001 y de repente me vino a la mente escribir sobre uno de mis grandes mentores a nivel artístico. Obviamente me refiero a Stanley Kubrick, director de esta gran película. Kubrick, más que un simple director, era un artista completo, producía, escribía los guiones, ordenaba las tomas, él mismo tomaba la cámara en ocasiones, etc. Es decir, un tipo con una sensibiolidad tremenda para retratar lo que estaba ocurriendo en el mundo, con una visión futurista siempre importante, y con un manejo de la relación imágenes – música fuera de serie. Ejemplo, a qué tipo se le había ocurrido poner una obra como el Danubio Azul de Strauss en una escena de una película de Ciencia Ficción? O poner versiones electrónicas de la música de grandes como Beethoven o Rossini en una cinta sobre la violencia, pero más que eso, sobre la vida en el futuro?? A nadie, Kubrick hizo escuela en esto, y quizás el punto cúlmine para comprobar esto es lo que ocurre con ¡Así Habló Zarathustra”, la clásica obra de Richard Strauss, cuya introducción pasó a la historia reciente como el tema central de 2001. En fin, creo que si Kubrick no hubiera existido directores actuales como Tarantino no podrían tener una fuente de inspiración tan poderosa. Fue un cineasta que tuvo un impacto mayor no sólo sobre la industria cinematográfioca, sino sobre todas las artes y, por qué no decirlo, sobre la sociedad moderna, ya que lo mostrado en la Naranja Mecánica se puede ver, en menor grado por supuesto, en el mundo actual. Demás está decir que Kubrick fue un visionario, al nivel de Orwell por ejemplo, un hombre que dejó un legado impresionante y cuyas películas siguen encantando a las nuevas generaciones. En resumen, un artista demasiado genial para vivir en este mundo.