Sunday, April 20, 2008

Vuelta a los escenarios

Después de algunos (muchos quizás) meses sin escribir, decidí actualizar el blog, un poco para dejar en claro que no estaba muerto…ni siquiera andaba de parranda, probablemente sean las actividades que se desarrollan día a día, o simplemente la falta de ganas…aún no lo tengo claro. Pero enfin, en esta oportunidad desarrollaré ideas acerca de dos temas que han generado bastante interés en estos últimos meses.

El Persa Bío Bío: Desde algunos años, soy visitante de este lugar. Aunque durante las últimas semanas, esto se ha intensificado bastante. Principalmente se debe a la adquisición de la tornamesa, lo que generó devoción por acudir los fines de semana a buscar esas joyas perdidas que más gente de lo que pensaba toma en cuenta. Para los que no lo han visitado, les relataré de qué se trata. Es uno de los lugares más famosos de Santiago, ubicado en pleno barrio Franklin, evidentemente en la misma estación de Metro. Recuerdo que siempre escuché comentarios de que en el Persa Bío Bío uno podía encontrar las cosas más inimaginables, por lo tanto un día decidí partir hacia allá con mucha curiosidad. El ambiente inicial, aclaremos, no es de los mejores, debido a la excesiva cantidad de gente y bueno, otros factores que no vale la pena enumerar. Pero al ir avanzando por varias cuadras, uno se encuentra con viejos galpones donde literalmente hay de todo, y a precios bastante módicos.

Para los melómanos, artistas, o que simplemente buscan encontrar algo interesante, la opción es caminar directamente hasta el galpón 6. Ahí aparecen los negocios de artículos de computación, accesorios para el IPod, etc. Lo llamativo evidentemente son los valores de las cosas. Pero la gracia está en recorrer hacia el interior, porque es en esos “sucuchos” donde nos encontrarnos con sorpresas que en definitiva, hacen temblar la billetera. Hay libros antiquísimos, tiendas de radios a tubos, bicicletas y una cantidad impresionante de revistas, desde las “Ritmo” hasta “Apsi” o “Análisis”. Lamentablemente con los contertulios aún no podemos encontrar aquellas de la época en que la prensa nacional fue objeto de censura fotográfica, obviamente un efecto de la dictadura. Claramente uno puede estar horas mirando estos ejemplares, que más de 500 pesos no cuestan, a excepción de algunos ejemplares de colección que llegan a los mil pesos.

El tema de los vinilos es un cuento aparte. En el galpón 7 hay un tipo que tiene miles (no es chiste) de discos, todos en cajones, desde 200 pesos. Por cierto, hay joyas como las de sello Dicap que no cuestan menos de 10 lucas, todos se imaginarán por qué. El viejo es un tanto parco, pero cuando se da cuenta que uno cacha perfectamente lo que anda buscando, empieza a sacar cajones de lugares recónditos y a hacer sugerencias, lo que se traduce en rebajas sustanciales al momento de pagar por un buen lote. En estos momentos me encuentro en la misión de recopilar música chilena, de lo cual ya he encontrado varias obras que tengo en mi poder, entre ellas, el histórico disco de Buddy Richard en el Astor. En todo caso, el galpón 4 es algo fuera de serie: uno tras otro locales de videos, discos, revistas, postres, dvd’s…todo lo que uno quiera, con la atención de personajes que se manejan bastante en estas áreas, y que si te pones a conversar con ellos y les simpatizas, van por añadidura los descuentos. La sugerencia principal para acudir a este pseudos paraíso es llevar la plata justa que cada uno estime conveniente…sino probablemente se encuentren con un déficit monetario considerable a fin de mes.

Facebook: Debo reconocer que cuando escuché por primera vez hablar de esto, me pareció que era más de lo mismo, y claramente, nada muy interesante, sólo sumergirse en lo masivo, algo de lo que, como muchos sabrán, reniego constantemente. Pero por este medio admito mi equivocación. Ocurre que una noche de verano, con aburrimiento, empecé a investigar y cree una cuenta…que quedó abandonada a su suerte hasta que comenzaron a llegar invitaciones via mail. Pasó un mes y reactivé el asunto y desde ahí no he parado. La gran gracia que tiene Facebook es que puedes encontrar gente que se encontraba perdida en el inconciente de la memoria, leáse compañeros del jardín infantil, de la básica o en síntesis, gente de la cual nunca más se supo. Ahora está todo a la mano, podemos saber en qué están, sus gustos y aficiones y tantas otras características. Reconozco que he pasado horas buscando a personajes de los cuales me voy acordando con teclado en mano. Y bueno, gente nueva que uno puede conocer y llevarse varias sorpresas, agradables o desagradables, eso queda a gusto del consumidor.

El otro plus de este asunteque es que ya no hay excusa para olvidarse de los cumpleaños, ya que constantemente un calendario lleva una cuenta regresiva, que es bastante útil; en referencia a esto, podemos saludar al festejado dejando un mensaje en su muro, sin la necesidad de gastar minutos de celular…no se trata de ser cagado, sino simplemente, un método más práctico y efectivo.

Hasta aquí la presente columna de opinión, vivencias, o como se quiera llamar. Saludos.

Monday, November 19, 2007

Aznar y Lebón: Después de todo este tiempo




Esto es una primicia, porque aún no ha sido publicado en Rockaxis, el medio donde "colaboro". Sin embargo, creo que es pertinente testimoniar y dar a conocer la entrevista realizada hace algunos días a Pedro Aznar y David Lebón, dos músicos excepcionales de la historia del rock en latinoamérica. Pero más allá de eso, se trata de artistas que he escuchado y admirado por años, y parte de una de mis bandas favoritas, Serú Girán.

El martes de la semana pasada, me comentan lo siguiente: “Existe la posibilidad de una entrevista con Aznar y Lebón, ¿Podrías hacerla?" Evidentemente mi respuesta inmediata fue afirmativa. Y en estos casos hay que mantener el profesionalismo en un nivel alto, para no caer en lugares comunes o transformarse en un fan más que Periodista. Por cierto, aún más complejo resulta el hecho de no realizar preguntas obvias, y estudiar las biografías y trayectorias de los entrevistados, de manera de que se den cuenta que uno cacha con quienes está tratando, y en consecuencia, la conversación fuera más fácil y directa. Y estos son los resultados, la crónica tal y como será dada a conocer en la página, y estas breves reflexiones personales.

También es necesario dar los créditos pertinentes al amigo Gabriel Chacón, quien en esta ocasión actuó como “reportero gráfico”, tanto en la entrevista como en el concierto, cuyo comentario está en el siguiente link:

Saludos a todos, y comenten qué les parece...estas opiniones siempre ayudan a mejorar la labor.



En una época en que los reencuentros musicales se producen con frecuencia, dos estandartes del rock en Sudamérica vuelven a encontrarse en uno de los retornos más impactantes de los últimos años.

Pedro Aznar y David Lebón son músicos excepcionales, ampliamente reconocidos por los aportes que han hecho individualmente a la música de este lado del continente. Ambos tienen mucha historia, y también formaron parte de Serú Girán, la emblemática banda que conformaban junto a Charly García y Óscar Moro.

Hace algunos meses la amistad y la música los reunió en un disco doble en vivo y un tour de conciertos que se ha desarrollado con éxito, repitiendo esta experiencia el 17 de noviembre de 2007 en Santiago.

Pedro y David, bienvenidos a Chile nuevamente y muchas gracias por esta entrevista. ¿Cómo surgió la idea de volver a tocar juntos y llevar a cabo esta gira?
David: La verdad es que comúnmente nos invitamos en algunos recitales, pero ocurre que en Buenos Aires existe un teatro que se reformó, el ND Ateneo, lugar en el que acostumbrábamos a tocar. Por lo tanto, a una persona se le ocurrió que nos podíamos juntar y realizar un recital allí, lo que nos pareció una buena idea. Como yo vivo en Mendoza y Pedro en Buenos Aires, nos enviamos listas de canciones e ideas vía e-mail. Me encantó la lista que Pedro sugirió para tocar, y sucedió que serían 4 conciertos y finalmente fueron 30. Y acá estamos.


En la entrevista
¿Cuál fue el criterio de selección de las canciones, porque en el setlist encontramos desde temas de “Serú Girán” hasta covers como “God Only Knows” de “The Beach Boys”?
Pedro: La idea es recorrer la trayectoria de esta amistad musical que tiene casi 30 años, un repertorio variado y que pasara por momentos importantes de las carreras solistas de cada uno. Asimismo, debía incorporar cosas de Serú Girán. En este caso, no fuimos a los lugares comunes, sino que a pesar de que hacemos un par de clásicos, elegimos temas que son ángulos menos vistos, y canciones muy queridas para nosotros. Además escribimos música especialmente para este proyecto, como una manera de darle un cariz actual, de lo que escribimos en este momento, con el fin de ver qué era lo que pasaba en el nivel de la composición.

¿Qué sienten de volver a tocar juntos después de quince años de la reunión oficial de “Serú Girán”?

David: Es primera vez que hacemos esto como dúo, lo estamos pasando muy bien, y de hecho yo tengo el sentimiento de que voy a extrañar a Pedro, porque esto ya se está terminando y sé que posteriormente cada uno se enfocará en sus cosas, por lo que tomará su tiempo realizar otro proyecto en conjunto. A veces suele suceder que cuando estás al frente de un grupo es mucha presión, y tienes que hacer diferentes cosas, y en este caso no ocurre eso.




¿Cómo eligieron los covers que aparecen dentro de este proyecto, como por ejemplo, “Ya No Hay Forma de Pedir Perdón”, original de Elton John?

Pedro: Se trata de temas que estaban en nuestros repertorios de antemano. La única canción que incluímos que no habíamos interpretado anteriormente de manera oficial es “Muriendo por Vivir”, de Edgar Winter, que salió como travesura en los ensayos. Además se trata de un recuerdo muy querido de la primera época de “Serú Girán”, porque a los cuatro nos encantaba el disco “White Trash” de Winter. Es una especie de homenaje a ese momento.

¿Aparte de los conciertos que aparecen agendados en el sitio web, existe la posibilidad de que se agreguen nuevas fechas?


Pedro: Sí, existe un “cierre de campaña” que se realizará el 20 de diciembre en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires.




¿Cómo han sentido la recepción del público?

David: Muy bien, la gente queda muy emocionada. Estamos muy agradecidos y con mucha humildad, puedo decir que llenamos casi todos los lugares que hemos visitado. Es muy hermoso lo que ocurre, porque el recorrido de las canciones es como una película, que pasa por diversos momentos.

Yéndonos a la historia de ambos, ¿qué recuerdan de los momentos en que nació “Serú Girán”?

David: Fue en 1977, Charly estaba terminando con “La Máquina de Hacer Pájaros”, y en ese instante Pedro formaba parte de “Alas”. Por mi parte, me encontraba en una banda llamada “Seleste”, agrupación con una tendencia “devocional”. Entonces Charly me propuso ir a Buzios, Brasil. Partimos y allí compusimos las primeras canciones de Serú, como “Seminare”. Recuerdo que tuvimos un problema con la llegada de los instrumentos, los cuales viajaban en un camión que se retrasó más de un mes, y mientras, estábamos muy aburridos, andábamos en moto todo el día.

Cuando llegaron las cosas, empezamos a componer, y ahí nos dimos cuenta de que necesitábamos bajo y batería, aparte que en esos tiempos no habían maquinitas que fueran capaces de reproducir estos sonidos, por eso llamamos a Óscar Moro y Pedro (risas). Yo conocía a Moro, pero no a Pedro y tampoco sabía que tocaba tan bien el bajo. Entonces un día llegaron a Sao Paulo de madrugada, donde grabamos el primer disco, y al poco rato enchufamos los instrumentos y fue increíble. Yo pensé “ésta es la banda”.

Hay una cosa que en pocas ocasiones he comentado. Cuando Serú para por primera vez, y Pedro se fue a Estados Unidos, Charly me preguntó: “¿Qué hacemos, seguimos o no?”, y recuerdo haberle respondido que para llenar el lugar de Pedro tendríamos que haber puesto cuatro integrantes más al menos. Era muy difícil y nada sería lo mismo. Después cuando nos volvimos a juntar en 1992 fue fantástico.







¿Pedro, qué significó para tí el paso de tocar con “Serú Girán” a formar parte del “Pat Metheny Group”?

Pedro: Creo que se trató en ambos casos de sueños que se convirtieron en realidad, porque, a pesar de que no tenemos una gran diferencia de edad, yo admiraba mucho a Charly, David y Moro. Entonces cuando en la escuela secundaria escuchaba los discos de ellos y eran mis héroes. Con Pat de alguna forma ocurrió lo mismo, algunos años después.


David, es conocida la historia de que uno de los discos que más influenció a Pedro al momento de dedicarse a la música fue “Revolver” de The Beatles. En tu caso, ¿cuál fue la obra que más te ha marcado en tu trayectoria artística?

David: Me acuerdo perfectamente. Yo era “beatlemaniaco” y mi madre un día me llevó el disco single “Strawberry Fields Forever/ Penny Lane”. Cuando escuché eso, dejaba de tocar o me ponía las pilas y trabajaba un poco más, porque me pareció una genialidad absoluta. Por ejemplo, todos los detalles de “Penny Lane”, como los instrumentos de bronce son algo insuperable.


¿Con respecto a este tema, que sentían cuando en pleno apogeo de “Serú Girán” los denominaron “Los Beatles Argentinos”?

Pedro: Era un comentario simpático y absurdo (risas). Decir que es un halago es darle crédito a una cosa que es desmedida. Talvez lo que pudo tener de certero fue que en ambas bandas, tres de los cuatro integrantes eran compositores y cabezas productoras de música, con diversos estilos muy bien definidos, cosa que no es muy frecuente que ocurra porque en la mayoría de los grupos hay uno o dos que señalen el camino a seguir. También puede darse en cuanto al trabajo de voces.


¿Cómo sienten la influencia que han ejercido en los grupos actuales?

Pedro: No sé si lo noto claramente. Muchos chicos de bandas nuevas se acercan y nos dicen esto, pero no me es fácil reconocerlo en un estilo determinado.

David: Lo que sucede con Serú es que fue un grupo difícil de copiar o cuyo estilo pudiera ser imitado, porque confluían diversas tendencias, como pasaba con los Beatles.

¿David, cómo ves tu evolución musical en todos estos años, en que has formado parte de grupos fundacionales del rock latinoamericano como “Pescado Rabioso” o “Pappo’s Blues”?

David: Es una evolución humana, pero musicalmente nunca me he preocupado de saber si soy mejor o peor que antes. Me gusta lo que sucede cuando toco y no me preocupo de lo que toco, no sé si se entiende. He tenido la suerte de poder estar en varios grupos con amigos que admiraba mucho. Recuerdo que cuando llegué de Estados Unidos ví a “Almendra” y siempre quise tocar con Luis Alberto Spinetta, idea que se concretó posteriormente en Pescado Rabioso. Estoy muy contento con todo este camino.

¿Qué recuerdos tienen de Óscar Moro?

Pedro: Los mejores. Era un tipo muy querible, una especie de “oso polar bueno” (risas), ya que no tenía medida de sus fuerzas, de repente te daba unos tremendos abrazos.

David: Era como un chico grande, una persona amorosa y fuerte. El otro día le comentaba a Pedro que he escuchado a Serú en los últimos meses, y nunca me había dado cuenta lo bueno que era Moro tocando, como se encajaba musicalmente. De alguna manera él también componía.

Por último, y a pesar de que Moro ya no esté, existe la posibilidad de un “remake” de Serú Girán junto con Charly García?
Pedro:
Sería complicado desde muchos puntos de vista, pero en realidad quién sabe. Si un día nos levantamos hacendosos y con ganas de enfrentar problemas, lo haremos. (risas).

David: Podría ser…(risas).


Nos encontramos frente a una reunión histórica, que demuestra que la conexión musical e intelectual entre ambos se mantiene intacta, lo cual quedó de manifiesto en el concierto ofrecido recientemente en nuestro país, experiencia que emocionó a muchos y que es de esperar siga entregando frutos en el futuro, al tratarse de música donde hay vida y letras que tienen inspiración.


Los "Periodistas" y los entrevistados...en la más Almost Famous

Friday, October 26, 2007

Y los vimos volver...

Dentro de mi trayectoria melómana, una constante han sido las disoluciones de los grupos que más han marcado mi existencia en este ámbito. Cuando los Beatles se separaron ni siquiera estaba en el más remoto proyecto mi nacimiento. Cuando ocurrió lo mismo con Pink Floyd (aunque en rigor nunca hubo una separación oficial) tenía pocos años de vida. Pero sí recuerdo perfectamente lo ocurrido en 1997, año en que se anunció el fin de una de las bandas que más había marcado esa etapa de mi vida, Soda Stereo. Me acuerdo que fue potente el impacto de este hecho, porque era un tiempo en que rayaba con el trío argentino, además hacía un poco más de un año habían editado el gran “Sueño Stereo”, que es uno de sus mejores discos. Entonces, evidentemente, todos pensábamos que quedaba Soda para rato…craso error. Y cuando vino la gira de despedida, con un histórico concierto en Santiago en septiembre de ese año, muchos quedamos con la vena por no haber podido estar presentes por diversas razones (distancia, lucas, bla bla bla).

Pero como en estas historias no todo es trágico, tuvieron que transcurrir diez años para que se limaran las asperezas entre sus integrantes (o que el cheque que les pusieran enfrente fuera cada vez con más ceros…no voy a referirme a eso) y la banda volviera en gloria y majestad. Obviamente cuando me enteré del retorno pensé inmediatamente en que tenía que estar ahí. Y la espera fue de más de tres meses desde la adquisición de la entrada, pero como no hay plazo que no se cumpla, el día de ayer pudimos disfrutar de uno de los mejores conciertos del año en Chile.

Así fue como alrededor de las 4 de la tarde llegué al estadio, con la respectiva botellita de agua para el calor, que obviamente los pacos requisaron en la entrada. Para entretenerse por mientras, cigarros, conversación, risas y las “Criollitas” aportadas por la Mix. Demás está mencionar que la música que salía por los parlantes del Nacional fue muy mal escogida, pero en fin...A partir de las 19:15 aprox, todos los que estábamos en cancha nos encontramos de pronto en una serie de empujones, saltos, gritos y evidentemente, como lata de sardinas…lógico, sin eso no es Rock.


A las 21 se apagaron las luces del estadio y se produce la catarsis colectiva cuando aparecen en el escenario Cerati, Zeta y Alberti. Con la parada de rockstar del líder, saludó al público y empezó la fiesta. No podían haber escogido un puntapié inicial más certero que con “Juegos de Seducción”, el clásico track de 1985 que fue coreado por todos. A continuación más piezas de colección, “Tele K” e “Imágenes Retro”, ambas del primer disco, y luego una de las sorpresas (para mí al menos): “Texturas”, la rockera canción que cierra el “Dynamo”…tremenda demostración de power, seguida en la misma onda por “Hombre al Agua”.

Y a continuación uno de los temas que todos esperábamos escuchar, como no, “La ciudad de la furia”, la raja, una versión excelente, basada en la original con una que otra variación. “Picnic en el 4 B” siguió la buena onda, para luego llegar a otro gran momento, con “Zoom” y tal como en el (Un) Plugged, seguida de “Cuando pase el temblor”, momento en que el estadio casi se vino abajo, con esta obra que a muchos nos ha marcado por años, esta vez con una estructura final de reggaeton, un poco riéndose de ese apestoso “estilo musical”.
“Final Caja Negra” demostró que estábamos en un concierto en gran medida para los fanáticos de Soda, ya que no es algo que haya sido conocido a un nivel tan masivo- “Trátame Suavemente” fue la nota suave de la noche, en que uno se daba vuelta y se veía la “galucha” alumbrada totalmente por encendedores y celulares…muy sublime y por cierto, una buenísima interpretación, más lenta que la original, que también creaba una atmósfera más reflexiva. “Signos” fue algo tremendo, que me transportó a la niñez osornina, cuando el grupo recién empezaba a gustarme. Basada estrictamente en el esquema en que fue concebida, resultó magistral. “Sobredosis de TV” y “Danza Rota” siguieron con la nostalgia, coreadas y saltadas por todos, a pesar de la caída de carnet potentísima. Pero con “Persiana Americana” definitivamente quedó la cagada, la cancha no paró de saltar, o te unías o te unías, así de corta, era imposible quedarse quieto, aunque a estas alturas el cansancio de estar tantas horas de pie empezaba a notarse…pero daba lo mismo, después habría tiempo para descansar.


“Fue” y “En remolinos” volvieron hacia lo más desconocido del trío, en mi caso, la primera es una de mis canciones preferidas, fue grandioso haberla podido escuchar y disfrutar. Y con “Primavera 0” se armó de nuevo la fiesta, con ese riff clásico y un Cerati inspiradísimo al momento de los solos, rockeando en mala y corriendo por el escenario, lo que se repitió con “No existes” y sobre todo, “Sueles Dejarme Solo”, otra joyita para los fans más acérrimos. “En el séptimo día” continuó, excelente, un sonido potente, y una cohesión grandiosa entre los músicos.

Y para el final oficial, dos temones: “Un millón de años luz”,que a mi juicio es de lo mejor que ha hecho Cerati en toda su carrera, una pieza llena de mística y que fue recibida de igual forma. Evidentemente ya se venía “De Música Ligera”…quién no conoce esta canción! Y por cierto, quien no iba a saltar, empujar, hacerse amigo de los locos que estaban al lado y demases. Con esto Soda se fue, pero como todos queríamos más, volvieron con la excelente “Disco eterno”, “Cae el Sol” y “Prófugos”, otra sorpresa de la noche porque tampoco esperaba que estuviera presente en el set list. Nueva ida y vuelta al escenario, para rematar con la balada “Zona de promesas” y, siguiendo la tendencia del principio, “Nada personal”.



El concierto, que duró más de 2 horas y media fue de una gran calidad, con música de primer nivel, e iluminación idem, pero de todos modos, todo estaba más concentrado en el show sonoro que visual. Los tipos siguen tocando tan bien como antes, o quizás mejor, y Cerati demuestra un carisma impresionante con la audiencia. Pero se extraña esa camaradería que existía antes, se nota que las personalidades han cambiado y que cada uno transita por rumbos diferentes. Pero lo que importa sigue siendo la música y se agradece que exista una entrega de tales proporciones, porque no cualquier artista se manda un concierto de 28 canciones. Ahora, si me preguntan si esto podrá seguir, o sea, con discos nuevos y all that stuff, no sabría responder…y las canciones que faltaron, que a mi juicio eran esenciales son las siguientes:

- Corazón delator
- La cúpula
- Paseando por Roma
- Canción animal

Aún así, un 7 de nota final…más que aprobado el examen.

Tuesday, October 16, 2007

El Post Vintage

Saludos terrícolas. Hace mucho tiempo que no actualizaba esta cosa, las razones han sido varias: pega en demasía, fin de todo el proceso universitario (léase Tesis y Examen de Grado entre otros tópicos) falta de tiempo, o por qué no decirlo, falta de ganas también. Y como la verdad no tengo muy claro sobre qué escribir, me referiré a un fenómeno que se ha dado en repetidas ocasiones en mi persona durante los meses más recientes. Porque cada vez me están preocupando más las caídas de carnet que he tenido, el otro día alguien por ahí me dijo: “Se te está cayendo el carnet en mala en el último tiempo”…y la verdad, no es mentira, no tengo claro a qué se debe, ¿me estaré poniendo viejo? O probablemente sea ese cliché de que “todo tiempo pasado fue mejor”. No es que los de ahora sean malos, todo lo contrario, pero como hay que seguir en dicha dinámica, he aquí una lista de cosas de las cuales me he ido acordando y por cierto, poniéndolas como tema de conversación en las juntas o carretes.



Hootie & The Blowfish

Los años noventa: Hace un par de días, estábamos en una junta con amigos cuando de repente, la Rock & Pop comenzó a programar una serie de canciones de los noventa, y sobre todo, aquellas de grupos que fueron “One Hit Wonders”, o sea, esos monos que tuvieron un sólo single de relativo éxito y luego desaparecieron por completo. Me tomó mucho rato acordarme de los nombres de estos temas de la época dorada de MTV (cuando uno pasaba horas pegado al televisor porque el 90% de la programación era buena, para nuestros parámetros en todo caso). Y en esa lista se encuentran Hootie & The Blowfish (como rayos una banda podía tener ese nombre), los Crash Test Dummies con esa onomatopeya llamada “MMMM MMMMM MMMM” y también Spacehog, ese grupo que se decía era la continuación de Bowie, un juicio por lo demás bastante pretencioso y errado. Definitivamente en los noventa hubo bandas grandiosas como Soundgarden, Radiohead y Nirvana, pero también estos placeres culpables, de los cuales he bajado canciones porque me recuerdan por ahí por séptimo u octavo básico.

Cirilo


Los programas que veíamos: A ver, acá hay varios, y pretendo remontarme a los primeros años, porque si hablamos de programas de cable, los Unplugged, Cuentos de La Cripta (los que daban en la noche, no los monos animados de la mañana), The Baldy Man y demases son a estas alturas de culto, y bastante interesante por lo demás. Pero es más divertido acordarse de las series como “Carrusel”…con esa temática le cagaban la infancia a medio mundo. Porque si tienes siete u ocho años, igual es freak ver una novela donde hay rollos brígidos familiares, un tipo que es discriminado de manera cruel por ser negro, un grupo de weones que se hacían llamar “La Patrulla Salvadora”, y como olvidar a Jaime Palillo, con su célebre “me hierve la cabeza” y su padre que era una mezcla (físicamente hablando) del tipo de Pimpinela y el Mago Oli.

Enrique Maluenda


El festival de la una: Esto amerita un punto aparte. Porque recuerdo cuando llegaba del colegio a la hora de almuerzo, y en una ciudad como Osorno, o veías “Éxito” con el Pollo Fuentes o esta joyita, donde regalaban Sabrosalsa Deyco, la famosa Chancaca, “platita poca pero segura” y aparecían unos personajes extrañísimos, entre ellos, números de variedades muy raros, el Mago Oli ahogándose o el notable Willy Benítez con el tarro. Tiempos aquellos…

Leono

Los Monos Animados (y sus respectivas canciones): Recuerdo cuando uno despertaba para ir al colegio, y en vez de que los canales programaran noticias, emitían unos monos que rara vez he vuelto a ver, como es el caso de “Los Mapaches”, una volada media ecologista cuya trama no me acuerdo mucho, pero había un personaje “malo” que se llamaba Cirilo Gruñón. Al mediodía, “Hitcliff”, un gato rasca que vivía en unos tarros de basura, una especie de Garfield pero más flaite, y su canción “Hitcliff Hitcliff ya llegó…”, algo así. Y cómo olvidar a los Dinoplatívolos, los Silver Hawks (son de plata, y de acero…) y los tremendos “Thundercats”…incluso sacaron una línea de juguetes, donde Leono movía uno de sus brazos sólo en forma vertical, suficiente con eso.

The Sandlot

Las películas: Uno de los clásicos de esos años es “The Sandlot”, cinta ambientada en los años sesenta, y que trata de una pandilla de amigos que jugaba béisbol hasta que un día lanzaron a un patio ajeno una pelota autografiada por Babe Ruth…y con eso se desarrollaba toda la historia. Una joya que cada vez que la repiten (comúnmente en el Film Zone) la vuelvo a ver. Y tampoco puedo dejar fuera a los estandartes de la estupidez, liderados por Chevy Chase y su saga denominada “National Lampoons”, que acá se conoció como “Vacaciones”….es imposible olvidar la primera de ellas, escenas como las de la abuela que llevaban en el techo del auto cuando se murió en el viaje, o la llegada al parque de diversiones, que finalmente estaba cerrado. Notable.


Podría seguir con esta lista, pero por ahora es suficiente. A medida que se me siga cayendo el carnet, haré otra…saludos a todos los posteadores.

Friday, May 18, 2007

Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band


Renuevo esta cosa llamada blog, después de mucho tiempo sin escribir, muchos entenderán y sabrán las razones: la principal se llamó tesis. Pero en fin, acá estoy de vuelta y hoy he decidido escribir de un disco que todos debieran escuchar y apreciar en algún momento de sus vidas. ¿Y por qué lo hago? Básicamente son dos razones, la primera es que se trata de una obra maestra por donde se le mire, y lo segundo es que no acercamos a su aniversario número cuarenta, el próximo 1 de Junio, día en que salió a la venta en 1967. Me refiero al clásico “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, de The Beatles. No voy a entrar en detalles históricos de esta banda que es mi favorita en toda la historia de la música (junto con Pink Floyd, que debutaba ese año en el formato de 33 RPM con “The Piper At The Gates Of Dawn…pero ese es otro cuento). Sin embargo, es necesario contar algunas cosas que contextualizan mejor todo lo que pasó antes y después de la irrupción del sargento Pimienta.

A estas alturas, The Beatles no estaban para nada en la onda de los shows y las giras. En 1966 deciden alejarse de este camino y dedicarse exclusivamente a la experimentación en estudio. Y cuando el disco Revolver del 66 y el single Strawberry Fields Forever/Penny Lane ya habían mostrado unos nuevos Beatles, revolucionarios y con nuevas sonoridades, sólo quedaba esperar en que culminaría esta experimentación, lo que se tradujo en la edición de este disco.

Entonces, The Beatles deciden vislumbrar la idea de un disco conceptual, donde tocaran otras bandas en un mismo show, pero estas otras bandas fueran interpretadas por ellos mismos. Y por eso la placa lleva ese nombre, porque la banda de los corazones solitarios del sargento Pimienta era parte de esta concepción.

El álbum comienza con el tema que le da título, se escuchan aplausos, que ambientan en este novedoso show, y comienza ese clásico riff, con la voz potente de McCartney y donde luego entran los demás muchachos, presentando a la agrupación. Y para continuar, de manera unida presentan a un tal Billy Shears interpretado por Ringo, que canta “With A Little Help From My Friends”, una canción con un ritmo pegajoso, y que deja de manifiesto que en muchos casos, las grandes cosas se logran con una ayudita de los amigos. El tercer track es el tremendo “Lucy In The Sky With Diamonds”, desde donde surgió la leyenda de que Lennon había hecho coincidir el título con las siglas del LSD. Como sea, el maestro se llevó el secreto a la tumba, ya que nunca lo admitió, argumentando que simplemente se había inspirado en un dibujo que le había mostrado su hijo Julian. Acá ya es posible escuchar extraños sonidos, teclados y uno de los mejores bajos que ha hecho McCartney en toda su carrera (por algo el otro día le dije a una amiga que toca bajo que debiera escuchar con mayor atención a Macca)

“Getting Better” es otra notable composición de McCartney, quien la ha incluido en sus últimas giras. La canción muestra a unos Beatles más maduros, pero sin perder la frescura de los primeros años, sobre todo en los coros. “Fixing a Hole” es otra joya, con un gran solo de guitarra de Harrison, que incluye en su estructura la incorporación de un clavecín. Y posteriormente, la tremenda “She’s Leaving Home”, el tema que es mi favorito dentro de todo el disco. La banda queda atrás para deleitarnos con unos impresionantes arreglos de cuerdas, a cargo del señor George Martin, y la letra que habla sobre una niña que deja su hogar para buscar nuevos horizontes, mientras sus padres se preguntan qué hicieron mal para merecer esta situación. Mientras Macca cuenta la historia, Lennon personifica a los padres a través de los coros. Una maravilla de canción.

“Being For The Benefit Of Mr. Kite” es un tema absolutamente lennoniano, con una atmósfera lúdica, ambientada en un circo, lo que se evidencia hacia la mitad del tema Esta es una muestra perfecta de lo que era la psicodelia en aquellos días.

“Within You Without You” es el único tema de Harrison que aparece en el disco. Nos muestra a George con ese tremendo amor por la música de la India que manifestaba por esos años, con la utilización de instrumentos clásicos de la región, y una mística adquirida después del viaje allá y las enseñanzas del Maharishi Mahesh Yogi.
“When I’m Sixty Tour” es otro tema inmortal, escrito por Paul especialmente por su padre. Ahora el hombre se debe sentir identificado con su canción, en circunstancias en que actualmente tiene 64 años. “Lovely Rita” es una canción simple, pero con toques psicodélicos, sobre todo en el solo de piano que se escucha, y los sonidos del final, que dan paso de manera unida a “Good Morning Good Morning”, que se inicia con el canto de un gallo para luego dar paso a toda la banda, en un ritmo muy curioso, y la voz de Lennon que llevaba la batuta.

Hacia el final, escuchamos nuevamente la canción del principio, pero esta vez despidiendo todo el show, y preparando a todos para lo que viene como último track. Y acá si que “me pongo de pie” para hablar de “A Day In The Life”, una de las obras más perfectas de la música de todos los tiempos. Comienza coin una suave guitarra acustica acompañada por el bajo, mientras Lennon cuenta una historia sobre un tipo que murió en un accidente, mientras Ringo realiza uno de sus mejores trabajos en los tambores. Claramente siempre el pobre Ringo ha sido cuestionado por su desempeño en este instrumento. Incluso yo lo he hecho, pero hay que aceptar que en este tema el hombre demostró que se manejaba. Las cuerdas que van en una constante evolución son trabajo de George Martin, y que dan paso a la parte de McCartney, cuya voz se escucha sólo por el canal derecho, mientras canta sobre la vuelta al mundo real de esta especie de sueño surrealista, y luego retoma el control hasta el final. Puedo decir que esta fue una de las canciones que hizo que me convirtiera en un gran fanático de The Beatles, y que deja claro que los tipos eran definitivamente de otro mundo.

Así culmina el sargento Pimienta. Pero así también empezó otra historia, quizás suene muy pretencioso, pero creo que sin esta obra maestra habría sido muy difícil de observar un desarrollo del rock y de la música popular tan vertiginoso como el que se daría en los años posteriores, y que incluso sigue siendo una gran influencia hasta el día de hoy. Para quienes lean esto, y no lo han escuchado, les sugiero que lo hagan. Y el que quiera una copia, que me avise. Aclaro que no es mi disco favorito de los cuarto de Liverpool, pero elegí comentarlo porque fue el que cambio las reglas del rock, y eso es un tremendo aporte a la humanidad. Eso sería, saludos a todos.

Sunday, April 01, 2007

La etapa "Nirvana"

Este post coincide con una fecha que se conmemora en estos días, pero más allá de eso, surge debido a una conversación en un carrete, que salió como broma, pero que a medida que se fue profundizando en el tema, creo que es absolutamente cierta. La cosa es la siguiente, hace algunos días estuvimos con amigos escuchando el “Nevermind” de Nirvana…y nos pusimos a hablar del impacto que causó en nuestras vidas la aprición y masificación de ese disco. De repente, alguien dijo que nunca había escuchado a Nirvana, o más buien, nunca le había llamado la atención, ante lo cual se vino una sentencia potente: “Si no tuviste tu etapa Nirvana, estay mal”.

Evidentemente se trata de algo muy subjetivo y que por lo demás, es posible que a muchos les haya pasado. Pero voy a hablar desde mi punto de vista, porque para mí Nirvana significó un despertar en el rock, y en el mundo de la música. Desde que escuché “Nevermind”, debe haber sido por ahí por 1993, o sea, a loas 10 años, entendí muchas cosas. Primero, que con tres o cuatro acordes se podían crear himnos generacionales y canciones que llegaran heavy en la mentalidad de muchos, como fue el caso de “Smells Like Teen Spirit” o “In Bloom”. Segundo, que era muy fácil aprender estas canciones en guitarra, y por último, que el grunge había llegado para establecerse como un movimiento que hasta el día de hoy sigue siendo un referente. Y aquí me voy a detener de nuevo, porque el otro día, conversando con una amiga sobre música, dije algo a lo que quedé dando vueltas: que el grunge había sido único porque, a diferencia de movimientos que han nacido posteriormente y que son casi pura copia, los grupos tomaron elementos del rock más clásico, temática y estructuralmente hablando, pero otorgando una identidad y sonidos propios.

El caso de Nirvana es el más emblemático. Fue mi banda favorita por muchos años, escuchaba los discos una y otra vez, encontraba que Cobain era un ídolo, un loco con una tremenda capacidad compositiva y de actitud. Hasta que murió, ese fatídico 7 de abril del año 94, que recuerdo como si fuera ayer, cuando estaba viendo MTV, en esos años en que podías estar pegado a la tele todo el día y el 90% de los videos y especiales que daban eran excelentes. En eso anunciaron el suicidio de Cobain y ese fin de semana programaron solo videos de ellos y el genial Unplugged, mientras uno trataba de asimilar la media cagada que había quedado. Porque seamos honestos, con la muerte de Kart Cobain se fue todo un espíritu generacional, un sonido único, y en resumen, una forma de decir las cosas que no se ha vuelto a ver.

Cuando salió el Unplugged en disco, lo compré inmediatamente, y ahora, volviéndolo a escuchar, realmente es una obra maestra. No cansa nunca, se puede escuchar mil veces y se le siguen encontrando atractivos, aún con las pifias que hay, como los errores de Kurt en algunos punteos o los acoples, pero esto incluso le otorga más gracia al asunto. Además, escuchar canciones a las que uno estaba acostumbrado con distorsión y demases, dejó de manifiesto el tremendo potencial compositivo que existía, y lo bellas que llegaron a ser en las interpretaciones. Punto aparte son los covers que aparecen. David Bowie se debe sentir muy orgulloso de haber sido homenajeado con algo como “The Man Who Sold the World”, que suena incluso a declaración de principios de Kart Cobain. Y para el final “Where Did You Sleep Last Night”, ese antiquísmo blues, desgarrador, y cantado con el alma.

Hace 13 años que Kart Cobain dejó este mundo, y 13 años también desde que Kris Novoselic y Dave Grohl siguieron sus propios caminos. Del primero, nunca más se supo, y Grohl, bueno, con los Foo Fighters, que me convencieron en los dos primeros discos, pero ahora no pasa nada. Muchos años ya desde que la música rock sufrió una de las mayores perdidas en la historia, pero el legado sigue ahí intacto, las canciones son inmortales. Parece que era cierto eso de la etapa Nirvana en todos los de nuestra generación, al menos yo la tuve y me siento orgulloso de eso, porque siempre se saca algo en limpio, hizo que apreciara la música de los años noventa, y el paso a Alice in Chains, Pearl Jam, o Temple Of The Dog fue mucho más fácil gracias a esto. Y ustedes, amables lectores, la vivieron?

Thursday, March 15, 2007

Roger Waters en Chile

















Todo el día he estado pensando como empezar esta crónica, cuál sería la mejor forma de comenzar, de hacerle justicia a un concierto que no me cabe la menor duda, que dará por siempre en los registros de la historia de los eventos masivos en Chile. En fin, como no se me ocurre nada, sólo puedo comenzar con la tesis que manejo después de anoche: Roger Waters es un maestro fuera de cualquier parámetro humano que se pueda tener, un músico inigualable e insuperable, el genio creador de Pink Floyd, tantas cosas que se podrían decir de este hombre cuya música ha llegado al alma de tantos fanáticos alrededor del mundo. Un genio.

Y el señor Waters estaba nuevamente en Chile. Después de ese, para ,muchos inolvidable concierto del año 2002, al cual no fui por razones que es mejor no recordar, no quedaba otra que darle más y más vueltas al asunto, de la que parecía una oportunidad única en la vida y que se había desperdiciado. Por años escuché el discurso de que, mas o menos, “cagaste”, “No va a venir nunca más”, etc. Eso hasta septiembre del año pasado, cuando abro la página de la Rockaxis y me encuentro con un regalo: Waters anuncia visita a Chile para marzo del 2007. Era increíble. Y bueno, lo posterior todos lo saben, los largos meses de espera, el terno día 14 de marzo, en que las horas no pasaban nunca, y que la única compañía, aparte de la especie de “reality show” que se armó acá en el dpto era la radio Futuro, donde Pirincho Cárcamo iba relatando a cada instante qué es lo que pasaba, las pruebas de sonido, la hora de apertura de las puertas del estadio, etc.

A las 7 de la tarde ya estaba instalado en el Nacional, escuchando muy buena música, ya que por los parlantes se oía a Neil Young y Bob Dylan entre otros. Después, encuentros con amigos, misiones imposibles tratando de conseguir las pulseras que entregaban las locas de Falabella, las fotos varias, y la tensa espera, que menos mal, no fue tan larga porque como tocaban temas largos y que además gustaban, era todo mucho más agradable.


Primera Parte


Así fue como, a las 20:59 se apagaron las luces del Estadio, y se empieza a escuchar la misma melodía con la que comenzaban los shows de la gira de The Wall. De repente, un rayo de luz, y aparece en el escenario DON Roger Waters, con cara feliz, saluda a la audiencia le sube el volumen a su bajo, se escuchan los clásicos gritos y parte “In the Flesh?”, el primer tema…qué potencia, que maestría, que sonido más demoledor, el juego de luces era impresionante, y ese riff tan clásico fue acompañado por todos alzando nuestros brazos y haciendo el gesto que aparece en la película, en la escena en cuestión. Un despliegue que ponía los pelos de punta. Cuando todos esperábamos que continuara con “Another brick…” and all that stuff, Waters toma su guitarra acústica e interpreta “Mother”, acompañado por la corista Katie Kisoon, quien deslumbró a todos con su voz impresionante, por lo menos a mí se me pusieron los pelos de punta. Posteriormente, otra sorpresa de esas que uno no espera: “Set The Controls For The Heart Of The Sun”, una versión excelente de este clásico de los años 60, con una serie de imágenes de fondo de Floyd en aquellos años, que, como era de esperar, sacaron aplausos por todos lados.. Y unido a esto, con una imagen de fondo preciosa de una puesta de sol, se escucha el teclado de “Shine On You Crazy Diamond”, a esas alturas, qué más se podía pedir. Porque este es uno de mis temas preferidos, y siempre soñé con escucharlo en vivo. Ahora era la oportunidad, de cantarla a todo pulmón como diría Lerner y en definitiva, emocionarse con esa suite que es de una perfección con ningún punto de comparación. He dicho! Por otro lado, el espíritu de Syd Barrett se hizo presente, a través de imágenes, que fueron aplaudidas por todos. El diamante loco brillando por sí mismo.

Continuamos con “Have a Cigar”…sinceramente no me esperaba escuchar esta magistral demostración de rock. Waters, emulando muy bien la voz de Roy Harper, quien canta en la original, pero evidentemente dándole su sello propio. Una maravilla, y como una forma de decir “no saben lo que viene cabritos” de repente dejan de tocar, se quedan congelados, aparece la mano que cambia la radio ((una vez más la escenografía jugando un papel fundamental), tal como en el disco original, se escuchan una serie de melodías, antes de pasar a un himno de la vida, “Wish TYou Were Here”. En ese momento el estadio se vino abajo, por un rato me dí vuelta a mirar hacia la cancha y galería, y estaban todos con encendedores….sobrecogedor. Bueno, este tema no requiere mayor explicación, salvo que quizás le faltó un poco más de potencia.

Para continuar, dos canciones de “The Final Cut: “Southampton Dock”, en una interpretación de Waters solo con su guitarra, para después pasar a “The Fletcher Memorial Home”, en una tremenda versión, que llegaba muy hondo, para luego pasar a “Perfect Sense”, canción que como dijo un amigo, habría pasado piola sino hubiera sido por el potente final, lleno de explosiones y juegos de luces. La raja.

Y llegó el momento de la nueva canción del maestro. Porque si en el concierto del 2002 trajo consigo “Each Small Candle”, canción que particularmente me encanta, esta vez nos regaló “Leaving Beirut”. Quizás musicalmente no sea tan bien lograda como a nivel de la letra, llena de sarcasmo, y criticas contra ciertos personajes detestables del mundo. Evidentemente faltó una alusión a uno en especial…todos saben a quien me refiero, pero de todas formas, la serie de comics que acompañaron a la canción lo encontré genial, de hecho estuve todo el rato pendiente de la letra más que de la música.

Ya eran más de las 10 de la noche, y el genio debía parar un momento. Y realmente, lo que vino fue digno del surrealismo más puro, porque de repente se empiezan a escuchar los pajaritos y las ovejas, y el piano eléctrico que da inicio a “Sheep”, que, perdonando la expresión, sonó de la puta madre. Muy power, la voz de Waters era algo increíble, los acompañamientos ni hablar….llegaba al alma el rock más puro y del mejor nivel. Y hacia la mitad, aparece el mentado chancho, lleno de alusiones del tipo “Sin Tag”, o “Víctor Jara No Calla”, o la que encontré genial: “Va a nevar en el espacio y la NASA no lo sabe”. El chancho causó el delirio de todos los que estábamos en el lugar, sacándole fotos, gritando, aplaudiendo, para después irse por los aires, con destino desconocido. Me gustaría carretear con el chancho…quizás qué resultados tendría, porque por algún lugar debe estar, y no es talla.

















Intermedio (15 minutos): Momento para llamara mi viejo, a los amigos, mandar mensajes, comentar por celular el concierto con los que estaban en otros lugares, y bla bla bla.

Segunda Parte

Después de 15 minutos exactos, me preparaba sicológicamente para lo que se venía encima. Porque, como todos sabrán, siempre he pensado que “Dark Side Of The Moon” es la obra máxima en la historia de la música. Y ahora Waters lo tocaría completo. Pues bien, aparece la luna en el escenario, y surgen los latidos de “Speak To Me”, y las frases que ya son emblemas: “I’ve been mad for fucking years…” y demases. De repente, un satélite, que parece que se nos venía encima, e irrumpe ese mi menor con el que parte “Breathe”. Era mejor estar sentado….mucha emoción para mantenerse de pie. Un sonido demoledor, perfecto, cuadrafonía pura, y bueno, lo demás no se puede describir con palabras.

“On the Run” sonó espectacular, con esos intermedios con sonidos de trenes y autos de carreras, que erizaban. Además, el tipo que corre se escuchaba por todo el estadio….tampoco hay más palabras, una experiencia visual y sónica de otro mundo.
Posteriormente, se escuchan los relojes de “Time”, otro momento para que se pusieran los pelos de punta, porque empezaron sonando en Andes, luego en Cancha, para terminar en Pacífico…increíble. Los músicos tremendos, de hecho el solo de guitarra fue muy parecido al original del “gordo”, a quien, obviamente, muchos echamos de menos. Y unido, lógico, “The Great Gig In The Sky”…si bien la corista dio su mejor esfuerzo, emocionando a todos, la versión original del 73 es insuperable, no hay nada que hacer, pero como interpretación, le pongo un 7, además que ese tema me encanta.

“Money” partió con ese sonido emblemático de la caja registradora, que circuló nuevamente por todo el escenario. Los músicos se lucieron, sobre todo los guitarristas, Snowy White (el gran Snowy) y Dave Kilminster, con su Telecaster.

Y las primeras lágrimas de la noche cayeron con “Us & Them”..de hecho no la canté, sino que me senté a escuchar y disfrutar este momento lleno de magia y emoción. Aunque repito, se echaba de menos la voz del gordo, Jon Carin la llevó cxon su interpretación. Magistral yt que llevaba a otro mundo.

Al mundo que te recibía en “Any Colour You Like”, esa instrumental tan la raja del disco, llena de cambios y sonoridades fuera de serie, todo esto animado con un juego de luces que impresionaba….para muestra un botón.

“Brain Damage y “Eclipse” cerrarían esta parte, tal como en el álbum, esos dos temas maravillosos, llenos de potencia y sentimiento, y bueno, como ameritaba, el prisma hizo su aparición, tirando luces pot tdodo el estadio….sin palabras.

Los bis llegarían de la mano de The Wall. Como era obvio, “The Hapiest Days Of Our Lives” llegaría de la mano de la parte II del famoso ladrillo, donde subieron al escenario los niños del colegio de San Joaquín. Hay que decir que sólo hicieron show, que no dejó de ser divertido, porque lo que se escuchaba era playback de la versión original. En ese momento, todos nos paramos, gritamos y cantamos el estribillo “We don’t need no education” y bla bla. Tremenda versión.

Y para el final, algo que de verdad, fue de otra galaxia, un regalo del cielo, algo que todos los fanáticos en mala de Floyd esperábamos escuchar alguna vez. Waters toma el micrófono y canta esas suaves notas de Vera Lynn…bellísimo. Después los redobles que dan paso a “Bring The Boys Back Home” y tal como en el disco, “Comfortably Numb….ufff lágrimas de nuevo, y un canto que no sé de donde salió, pero no de la garganta, tan así que cuando el genio despidió el show quedé en un estado de trance por mucho rato. Porque después de un final así, qué más se podía pedir??? Un final perfecto para una noche excepcional.

Entonces, para ir “redondiating”: este concierto deja la vara demasiado alta para cualquier oro espectáculo que venga Chile. Creo que es lo mejor que se ha hecho en la historia, porque cumplió con todos los elementos para que fuera un show de otro nivel. El sonido además perfecto, sino hubiera sido por un par de acoples y un chicharreo que tenía el cable de la guitarra de Andy Fairweather Low. Para mí, una experiencia única, como le decía a muchos, yo sabía que sería grandioso, pero nunca imaginé este nivel. El concierto de Roger Waters es algo que será eternamente recordado y bueno, gracias a él por haber creado esa música tan magnífica y sin nivel de comparación con ningún otro artista o banda en el mundo. Shine On!