Saturday, October 21, 2006

G3 en Chile

A pesar de que esta vez no me tocó cubrir el evento, lo voy a comentar de todas maneras, porque es digno de entregar detalles acerca del gran concierto que fue esta versión del G3 en Chile.

Para comenzar, mis expectativas era muy altas, pq vengo siguiendo este proyecto desde que comenzó en 1996, cuando Joe Satriani juntó a Eric Jonson y atreve Vai para hacer esa gira, plasmada en ese notable DVD y disco. Después, los integrantes fueron variando, sobre todo Johnson, quien no había vuelto a participar hasta ahora, junto con Satch (o Joesa como le decimos algunos) y John Petrucci. Así que, como la ocasión lo amerita, vamos por partes:

Eric Johnson

El gran Eric Johnson, por primera vez en Chile. Por los comentarios que pude escuchar en el show, es algo que muchos esperábamos. Porque Johnson, si bien es el tipo más piola que puede haber a la hora de estar en el escenario, tiene un sonido único. Lo otro realmente impresionante es que salió a tocar a las 8 en punto, hora que estaba fijada para el inicio del recital. NUNCA había ido a un concierto, o tocata, o lo que sea, que empezara a la hora presupuestada. Asi que este elemento es histórico. Pero bueno, estamos con este guitarrista.Fiel a la Fender Stratocaster, esta vez tocó con una negra con blanco, basada en uno de los primeros modelos aparecidos, si es que no es de esa serie, no manejo ese dato. La cosa es que el hombre se lució con uno sonido impecable, muy limpio, y con una técnica la raja, que se podía ver en las exactas escalas que efectuaba. Yo quería escuchar una obra en especial, y menos mal, así fue: “Manhatan”, uno de los temas que aparece en el primer G3, una composición fuera de serie, y que a mi me llegó mucho, ponía los pelos de punta. Eric, muy amable con el público, toco alrededor de 45 minutos, para despedirse diciendo que más tarde volvería.

John Petrucci

Antes de empezar, aclararé algo: no soy fan de Dream Theater, no me agrada mucho su música, no me llega, en fin…pero de que los tipos son buenos, eso no hay duda. Asi fue como este buen guitarrista apareció en escena, con un sonido mucho más heavy, y acompañado en la batería por su compañero en Dream Mike Portnoy. Si no hubiera sido por este loco, me habría aburrido como ostra. Porque Petrucci tiene una técnica impresionante, pero suena muy sucio a ratos, y al menos a mi, no me convenció para nada…mucho virtuosismo y poco contenido. Se entiende? Y Portnoy es seco, hay que decirlo, gran sonido en la batería, muchos cambios complejos, y lo que más me sorprendió, pasea por todos los toms y platillos…de todas maneras, a la hora de hablar de maestros de la batería, me sigo quedando con Steve Gadd, Bill Bruford o Phil Collins…nada que hacer.

Joe Satriani

Para terminar la velada, en lo que se refiere a los shows individuales, Joesa. El maestro apareció con los típicos atuendos que son conocidos en sus presentaciones, partiendo por las gafas, y se lanzó en una tremenda performance llena de clásicos, lo que ampliamente agradecido por todos los que estábamos presentes. Satriani definitivamente se las trae: gran sonido, grandes músicos, y grandes canciones. Dos críticas: no debería cantar y lo otro es que faltó Stu Hamm, el bajista clásico de su banda, pero de todas maneras el que estuvo llenó los espacios de manera excelente. Pudimos escuchar joyas como “Flyin’ in a Blue Dream” o “Summer Song”, y como bien se sabe, Satch es simpático, motiva al público y se los gana de inmediato.

Para finalizar, una de sus composiciones más importantes: “Always With you, always with me”, esa balada del disco “Surfin’ with the Alien”, donde todos prendimos encendedores o celulares, para que existiera la atmósfera apropiada.

A medida que el tema iba llegando al final, vuelven al escenario Johnson y Petrucci para, como es costumbre, interpretar clásicos del rock en la última parte.

G3

Para terminar, los grandes clásicos de la música debían estar muy bien elegidos. Y así fue. Petrucci empieza con el wah wah y el emblemático riff de “Voodoo Child (Slight Return)”, del tremendo Jimi Hendrix. Esta interpretación estuvo llena de power, y el cantante fue Johnson, con una voz suave si la comparamos con la de Jimi, de todas maneras, estuvo muy bien. Cual de los tres efectuó solos con mayor virtuosismo, excelente.

Como si esto no fuera suficiente, otra obra de Hendrix: ese tremendo blues llamado “Red House”, donde nuevamente Eric fue el cantante, y tocó con gran sentimiento, igual que Match, no así Petrucci, quien se fue en un solo extenso que poco tiene que ver con el espíritu del blues, más que con notas y complejas escalas, hay que sentirlo y tocarlo con el alma…no lo digo yo no más, es un consenso casi universal.

Y para el fin, un himno del rock. Porque el rock es un sentimiento, porque todos sabíamos que estábamos ahí por algo, había que rendirle tributo a este género tan importante parta muchos. Y la elegida fue “Rockin’ In The Free World”, del gran maestro Neil Young, cantada por Satriani, y coreada por todos. Era emocionante lo que se provocó en ese momento, a pesar de que la voz de Satch no es su mejor característica, el objetivo esta cumplido…y el rock más vivo que nunca.

Fue una noche especial. 4 horas del mejor rock y las guitarras más vivas y presentes que nunca. A ratos me ponía a pensar que, contrariamente a lo que de repente pensamos, tomando en referencia el pobre escenario rockero de la actualidad con respecto a las décadas anteriores, el rock sí está vivo, y no hay reggaeton, ni pop barato, ni todas esas basuras, que provoque similares sentimientos y emociones a los que genera esta música, la música de verdad. Sólo puedo terminar diciendo que “In Neil Young We Trust”, explicando esta sentencia con una línea de una de sus canciones más fundamentales:

“Hey Hey, My My, Rock and Roll can never die”

Sunday, October 15, 2006

School's Out

Me dieron ganas de escribir en el blog. De repente, mientras estaba estudiando toda la situación referente a los conflictos que han existido siempre (o casi siempre) en medio oriente, tema de la solemne del martes, me detuve y pensé: si no escribo esto de una se me va a olvidar. Y el tema pasar por lo siguiente: por alguna razón, la cual aun no vislumbro de manera concreta, me acordé del colegio, de esos años cuando no teníamos mayores preocupaciones que pasar de curso, y por qué no decirlo, pasarlo bien.

La verdad es que de la básica me acuerdo bien poco. Tengo claro que entré a Kinder en el 88, y que salí de cuarto el 2001, todo esto debido a un pequeño traspié que me dejó pegado en tercero medio. Por lo tanto, las cosas que claramente tengo guardadas en la cabeza se podrían enfocar en el periodo a partir de quinto básico, esto en el año 93. Y por qué? Porque en quinto ocurrió un hecho que cambió para los años que vendrían la estadía en el colegio. Fue el año cuando nos mezclaron a los tres cursos existentes, paras transformarlos en dos, y que se extendería hasta la media, con las deserciones típicas de varios, dentro de los cuales, figuro yo por haber repetido.

De esos años, aun quedan amigos, no tantos, pero de esos con los que uno se ve en años, o muchos meses, y cuando nos encontramos, es como si nos hubiéramos dejado ver ayer. Quizás fueron las miles de cosas que vivimos untos que nos unieron tanto, porque cada vez que nos juntamos en Osorno, salen las tallas rancias del curso, recuerdos de las anotaciones y todo lo demás.

Mi curso original era muy especial: extrañamente éramos todos muy unidos, íbamos a todas juntos, desde las fiestas que empezaron en quinto, donde nos daban permiso hasta las 11 de la noche máximo, y bailábamos los “cassettes” de Roxette, uno que otro de los Guns y la banda sonora de esa novela que se llamaba “Ámame”. No me da vergüenza reconocerlo, en absoluto.

En sexto, ya las cosas se ponían mas serias, porque en el colegio nos consideraban, desde sexto en adelante, como enseñanza media, entiendo que esta es una característica de la educación francesa, y como el modelo se mantenía., nada que hacer. Pero de todas maneras sirvió, y mucho. Eran los tiempos en que nos empezábamos a meter heavy en el tema de la “semana del colegio”, esos días previos al 14 de julio que todos esperábamos con ansias, con las competencias, los videos que había que hacer, las coreografías y los deportes. Obviamente, nunca participé en deporte, pero si, desde octavo en adelante, me preocupé especialmente de la prueba que se llama “Canto Nuevo”, que consistía en tomar una canción y hacer un cover. Con el curso ganamos 4 veces consecutivas en esta área, las canciones…algún día las enumeraré, pero para mi marca un antes y un después, porque fue la primera vez que toqué en público, y la elegida fue ese clásico de Sui Generis llamado “Confesiones de Invierno”. No sé si estará esa grabación por algún lado…pero si hay fotos.

También recuerdo esas clases, donde el desorden llegaba a niveles insoportables, molestándonos entre todos y también, a los profes, “bautizándolos” con las tintas de las plumas en sus delantales blancos, o haciendo dibujos de ellos. También hay que destacar las anotaciones, algunas de las que me acuerdo eran “Durante la clase, cruza los brazos, apoya la cabeza y duerme plácidamente”, o “Reclama su mochila escondida con garabatos de grueso calibre”, o “Canta (mal) en clases”…ese no era yo en todo caso. Bueno, por algo fuimos sindicados en muchas ocasiones como la peor generación de la historia del colegio…flojera, desorden y webeo eran las consignas. A medida que pasaron los años, las cosas iban cada vez peor: los carretes eran históricos, las estrategias para subir copete a Antillanca eran planificadas con extremo rigor, y las historias que pasaban allá, ni hablar.

Por todo esto, las reuniones de apoderados eran temidas, en i caso al menos: cuando sentía que llegaba mi vieja a la casa, tomaba un libro y hacia como que estaba estudiando, porque tenía claro que la puteada se venía en mala. Pero al final, uno ya estaba acostumbrado, así que como que daba lo mismo.

A pesar de que hemos cambiado, esos años no se olvidan tan fácilmente. A punto de egresar, y empezar la vida laboral como corresponde, pienso que de repente me dan ganas de retroceder en los años, cuando no teníamos grandes preocupaciones como ahora, y todo se veía mucho más simple de lo que parecía. No sé si todo tiempo pasado fue mejor, pero de todas maneras, es algo de lo que muchos aprendimos y que ahora, con la distancia del tiempo, trae muy gratos recuerdos.

Siempre me acuerdo cuando mi viejo me decía que había que aprovechar el colegio, y vaya como tenía razón…al menos, creo que lo hice, y aunque las cagadas que me mandé fueron bastante grandes en algunos casos, de todo se aprende. Eso sería, compartir mi experiencia del colegio, si alguien quiere opinar sobre la suya, just do it. Saludos a todos.

Thursday, October 12, 2006

Por mal camino...

Esta semana comenzó con una mala noticia para todos los que somos amantes de la radio, y más bien, como parte de una generación. Algo de lo que podíamos encontrar en los diarios era la reestructuración de la Radio Rock & Pop. Es cierto, la rocka se ha ido reinventando constantemente con el paso de los años, pero esta vez dejó consecuencias heavys.: Pato Cuevas y Zombie, dos de los estandartes de la emisora, salieron de la emisora, presumiblemente debido a los resultados comerciales que iban en desmedro de las expectativas.

O sea, hasta cuando! Inevitablemente esto me recuerda al fin de la Radio Concierto, era Rock y Guitarras, esos gloriosos tiempos (musicalmente hablando) de la radio cuando podiamos escuchar horas y horas de buena musica, e incluso temas como “Dogs” de Pink Floyd o “Close To The Edge” de Yes completos. Hasta que empezaron los problemas, y aun recuerdo cuando empezaron a pedir auxilio al aire, para que todo auditor que tuviera contactos con empresas y cosas asi, se pusieran con auspicios. Lamentablemente esto no fue así, y de un día para otro, las guitarras se guardaron para siempre, para empezar a escuchar Jarabe de Palo y todas esas mugres…un desastre.

Con la salida de Pato Cuevas de la Rock & Pop, se cierra una etapa: se termina la mamá de Jorgito, se acaban las raras tocatas pencas, y por qué no decirlo, las nuevas también; quedan en el recuerdo programas tan buenos como La Caverna o Garganta Rotunda. En lo personal, programas y conceptos que marcaron parte de mi vida como auditor de radio. Por ejemplo, quien no se acuerda de La Grúa, cuando la hacía él, estoy hablando del 99, por ahí, y estableció eso de los “correos eléctricos”, mientras de fondo sonaban canciones que, mientras más kitsch fueran, mejor. Eran tiempos en que también, sonaba buena música a esas horas, por lo que uno se levantaba con animo y llegabas riéndote al colegio, no todos los días obviamente, pero de todas maneras algo se podía hacer.

En cuanto a “Garganta Rotunda”, este programa me recuerda en especial los primeros años de la U, cuando estudiaba en Temuco, tiempos que de verdad se echan de menos. Esos largos trayectos de la casa a la U en micro, porque la cuestión quedaba muy lejos, eran acompañados por el walkman y los temas que ponía Pato para debatir, además la revisión de los diarios era notable, cuando se escuchaba que tiraba contra la pared Las Últimas Noticias, puteando contra los contenidos. Muy gracioso.

Yo no tengo claro quienes hacen los focus groups, ni a qué segmento apuntan, pero me parece extraño que nunca los proyectos de calidad resulten. Si hacemos una consulta entre muchos de nosotros, les aseguro que el porcentaje de aprobación sería casi de un 100%. Entonces, qué es lo que quieren? Vender?? Generar productos netamente comerciales y que contengan pura mierda?? No sé en que irá a terminar la Rock & Pop, al menos sigue Lewin y la Matilda, o sea, de una u otra forma seguirá habiendo rock. Pero los más creativos, lo s que maquinaban esos geniales concursos, y que, en definitiva, creaban los programas que marcaron a varios.

Esto es desmotivante para mí, como dije la otra vez en una conversación, si seguimos en esta parada, me van a vivir echando de las pegas, aunque la verdad, no creo estar tan equivocado en mi conceptualización de una radio o de un medio de comunicación. Veo que muchos transmitimos en la misma onda, por lo que algo tendría que resultar, para terminar de una vez por todas con esta destrucción de los productos de calidad para enfocarse cada vez más en lo desechable…chao con eso, volvamos a lo que había antes, no tan atrás incluso, cosas que dejaban algo…no creo ser el único que piensa de esta forma…o sí?

Thursday, October 05, 2006

Business are not really business

Acabo de terminar de ver “Se Arrienda”, la ópera prima de Fuguet. Nunca la había visto, y el otro día, después de una de las tantas conversaciones con Stephaníí, me quedó dando vueltas la idea y la bajé. No voy a comentar la película, porque muchos la deben haber visto, y por lo demás, tampoco es gran cosa, la idea principal se diluye y pierde el foco, pero aún así rescato algunas cosas, y a partir de eso, es que me largo a escribir esta columna.

Voy a partir diciendo que me sentí identificado con algunas partes de la cinta, partiendo por la idea de la música como un medio de subsistencia, algo un tanto utópico en nuestro país, pero que aun así, genera especial interés en algunos, como es mi caso, para los que no se hayan dado cuenta. La cosa es que desde los 13 años, edad en la que empecé a tocar y a interesarme seriamente por este arte, tuve la idea de estudiar música. Ahora, por qué no lo hice, no sé si tenga una explicación valida y conciente al respecto. Quizás, y creo que es la hipótesis más cercana a la realidad, fue por miedo a lo que vendría, a esa inseguridad permanente que está estigmatizada absolutamente, a ese mundo sin un piso tan sólido (económicamente hablando) como en otros casos. Y escuchar a Soda, como pasa al inicio de la película, me lleva inmediatamente a esa época, en que rayaba con esta banda (aún lo hago en todo caso)

Viendo todo esto con el paso de los años, y a punto de egresar y entrar en serio en el mundo laboral, léase, sin compromisos universitarios de por medio como ha sido hasta ahora, se me viene a la mente la pregunta de los sueños e ideales que teníamos a los 15 años, o al salir de cuarto medio. Debo reconocer que en esos tiempos, predicaba el discurso de que las cosas comerciales eran basura, que nunca había que venderse, y todos esos pensamientos propios de la edad. No sé si me habré vendido, para bien creo que me he mantenido consecuente en todo este tiempo, pero ahora sin duda que veo las cosas de otra manera. O sea, en un mundo como el actual, hay oportunidades en las que hay que ceder, pero siempre con las convicciones claras.

Es imposible saber qué nos deparará el destino en 10 años más, pero sinceramente, no creo que la cosa cambie mucho. No creo que me gustaría mucho transformarme en una máquina de hacer plata, olvidando todo lo que en algún momento dije y pensé, aunque suene poco creíble, sería un claro sentimiento de frustración. Es cierto que la plata es muy importante, sobre todo en una profesión como la que empezaré a ejercer formalmente a partir del próximo año, donde claro está, uno no se va a hacer rico. Por ejemplo, no me veo haciendo críticas de conciertos de reggaeton o películas muy teenagers con el fin de ganar más pesos, trabajaría de mala gana.

Hasta el momento, las cosas que estoy haciendo me llenan de satisfacción y por lo consiguiente, las hago con todas las ganas y empeño posible. Y menos mal, todo ha resultado bien. Por eso que ni creo mucho en el concepto del “business are business” en que al final nos invade la vorágine y nos vendemos al sistema. Habrá que seguir en la misma senda, aunque otros, en muchas ocasiones, opinen lo contrario y salgan con cosas del tipo “como vas a hacer eso”, “Te vas a morir de hambre y demases”. Ya está todo dicho, solo depende de cada uno....y en eso estamos.