Thursday, March 15, 2007

Roger Waters en Chile

















Todo el día he estado pensando como empezar esta crónica, cuál sería la mejor forma de comenzar, de hacerle justicia a un concierto que no me cabe la menor duda, que dará por siempre en los registros de la historia de los eventos masivos en Chile. En fin, como no se me ocurre nada, sólo puedo comenzar con la tesis que manejo después de anoche: Roger Waters es un maestro fuera de cualquier parámetro humano que se pueda tener, un músico inigualable e insuperable, el genio creador de Pink Floyd, tantas cosas que se podrían decir de este hombre cuya música ha llegado al alma de tantos fanáticos alrededor del mundo. Un genio.

Y el señor Waters estaba nuevamente en Chile. Después de ese, para ,muchos inolvidable concierto del año 2002, al cual no fui por razones que es mejor no recordar, no quedaba otra que darle más y más vueltas al asunto, de la que parecía una oportunidad única en la vida y que se había desperdiciado. Por años escuché el discurso de que, mas o menos, “cagaste”, “No va a venir nunca más”, etc. Eso hasta septiembre del año pasado, cuando abro la página de la Rockaxis y me encuentro con un regalo: Waters anuncia visita a Chile para marzo del 2007. Era increíble. Y bueno, lo posterior todos lo saben, los largos meses de espera, el terno día 14 de marzo, en que las horas no pasaban nunca, y que la única compañía, aparte de la especie de “reality show” que se armó acá en el dpto era la radio Futuro, donde Pirincho Cárcamo iba relatando a cada instante qué es lo que pasaba, las pruebas de sonido, la hora de apertura de las puertas del estadio, etc.

A las 7 de la tarde ya estaba instalado en el Nacional, escuchando muy buena música, ya que por los parlantes se oía a Neil Young y Bob Dylan entre otros. Después, encuentros con amigos, misiones imposibles tratando de conseguir las pulseras que entregaban las locas de Falabella, las fotos varias, y la tensa espera, que menos mal, no fue tan larga porque como tocaban temas largos y que además gustaban, era todo mucho más agradable.


Primera Parte


Así fue como, a las 20:59 se apagaron las luces del Estadio, y se empieza a escuchar la misma melodía con la que comenzaban los shows de la gira de The Wall. De repente, un rayo de luz, y aparece en el escenario DON Roger Waters, con cara feliz, saluda a la audiencia le sube el volumen a su bajo, se escuchan los clásicos gritos y parte “In the Flesh?”, el primer tema…qué potencia, que maestría, que sonido más demoledor, el juego de luces era impresionante, y ese riff tan clásico fue acompañado por todos alzando nuestros brazos y haciendo el gesto que aparece en la película, en la escena en cuestión. Un despliegue que ponía los pelos de punta. Cuando todos esperábamos que continuara con “Another brick…” and all that stuff, Waters toma su guitarra acústica e interpreta “Mother”, acompañado por la corista Katie Kisoon, quien deslumbró a todos con su voz impresionante, por lo menos a mí se me pusieron los pelos de punta. Posteriormente, otra sorpresa de esas que uno no espera: “Set The Controls For The Heart Of The Sun”, una versión excelente de este clásico de los años 60, con una serie de imágenes de fondo de Floyd en aquellos años, que, como era de esperar, sacaron aplausos por todos lados.. Y unido a esto, con una imagen de fondo preciosa de una puesta de sol, se escucha el teclado de “Shine On You Crazy Diamond”, a esas alturas, qué más se podía pedir. Porque este es uno de mis temas preferidos, y siempre soñé con escucharlo en vivo. Ahora era la oportunidad, de cantarla a todo pulmón como diría Lerner y en definitiva, emocionarse con esa suite que es de una perfección con ningún punto de comparación. He dicho! Por otro lado, el espíritu de Syd Barrett se hizo presente, a través de imágenes, que fueron aplaudidas por todos. El diamante loco brillando por sí mismo.

Continuamos con “Have a Cigar”…sinceramente no me esperaba escuchar esta magistral demostración de rock. Waters, emulando muy bien la voz de Roy Harper, quien canta en la original, pero evidentemente dándole su sello propio. Una maravilla, y como una forma de decir “no saben lo que viene cabritos” de repente dejan de tocar, se quedan congelados, aparece la mano que cambia la radio ((una vez más la escenografía jugando un papel fundamental), tal como en el disco original, se escuchan una serie de melodías, antes de pasar a un himno de la vida, “Wish TYou Were Here”. En ese momento el estadio se vino abajo, por un rato me dí vuelta a mirar hacia la cancha y galería, y estaban todos con encendedores….sobrecogedor. Bueno, este tema no requiere mayor explicación, salvo que quizás le faltó un poco más de potencia.

Para continuar, dos canciones de “The Final Cut: “Southampton Dock”, en una interpretación de Waters solo con su guitarra, para después pasar a “The Fletcher Memorial Home”, en una tremenda versión, que llegaba muy hondo, para luego pasar a “Perfect Sense”, canción que como dijo un amigo, habría pasado piola sino hubiera sido por el potente final, lleno de explosiones y juegos de luces. La raja.

Y llegó el momento de la nueva canción del maestro. Porque si en el concierto del 2002 trajo consigo “Each Small Candle”, canción que particularmente me encanta, esta vez nos regaló “Leaving Beirut”. Quizás musicalmente no sea tan bien lograda como a nivel de la letra, llena de sarcasmo, y criticas contra ciertos personajes detestables del mundo. Evidentemente faltó una alusión a uno en especial…todos saben a quien me refiero, pero de todas formas, la serie de comics que acompañaron a la canción lo encontré genial, de hecho estuve todo el rato pendiente de la letra más que de la música.

Ya eran más de las 10 de la noche, y el genio debía parar un momento. Y realmente, lo que vino fue digno del surrealismo más puro, porque de repente se empiezan a escuchar los pajaritos y las ovejas, y el piano eléctrico que da inicio a “Sheep”, que, perdonando la expresión, sonó de la puta madre. Muy power, la voz de Waters era algo increíble, los acompañamientos ni hablar….llegaba al alma el rock más puro y del mejor nivel. Y hacia la mitad, aparece el mentado chancho, lleno de alusiones del tipo “Sin Tag”, o “Víctor Jara No Calla”, o la que encontré genial: “Va a nevar en el espacio y la NASA no lo sabe”. El chancho causó el delirio de todos los que estábamos en el lugar, sacándole fotos, gritando, aplaudiendo, para después irse por los aires, con destino desconocido. Me gustaría carretear con el chancho…quizás qué resultados tendría, porque por algún lugar debe estar, y no es talla.

















Intermedio (15 minutos): Momento para llamara mi viejo, a los amigos, mandar mensajes, comentar por celular el concierto con los que estaban en otros lugares, y bla bla bla.

Segunda Parte

Después de 15 minutos exactos, me preparaba sicológicamente para lo que se venía encima. Porque, como todos sabrán, siempre he pensado que “Dark Side Of The Moon” es la obra máxima en la historia de la música. Y ahora Waters lo tocaría completo. Pues bien, aparece la luna en el escenario, y surgen los latidos de “Speak To Me”, y las frases que ya son emblemas: “I’ve been mad for fucking years…” y demases. De repente, un satélite, que parece que se nos venía encima, e irrumpe ese mi menor con el que parte “Breathe”. Era mejor estar sentado….mucha emoción para mantenerse de pie. Un sonido demoledor, perfecto, cuadrafonía pura, y bueno, lo demás no se puede describir con palabras.

“On the Run” sonó espectacular, con esos intermedios con sonidos de trenes y autos de carreras, que erizaban. Además, el tipo que corre se escuchaba por todo el estadio….tampoco hay más palabras, una experiencia visual y sónica de otro mundo.
Posteriormente, se escuchan los relojes de “Time”, otro momento para que se pusieran los pelos de punta, porque empezaron sonando en Andes, luego en Cancha, para terminar en Pacífico…increíble. Los músicos tremendos, de hecho el solo de guitarra fue muy parecido al original del “gordo”, a quien, obviamente, muchos echamos de menos. Y unido, lógico, “The Great Gig In The Sky”…si bien la corista dio su mejor esfuerzo, emocionando a todos, la versión original del 73 es insuperable, no hay nada que hacer, pero como interpretación, le pongo un 7, además que ese tema me encanta.

“Money” partió con ese sonido emblemático de la caja registradora, que circuló nuevamente por todo el escenario. Los músicos se lucieron, sobre todo los guitarristas, Snowy White (el gran Snowy) y Dave Kilminster, con su Telecaster.

Y las primeras lágrimas de la noche cayeron con “Us & Them”..de hecho no la canté, sino que me senté a escuchar y disfrutar este momento lleno de magia y emoción. Aunque repito, se echaba de menos la voz del gordo, Jon Carin la llevó cxon su interpretación. Magistral yt que llevaba a otro mundo.

Al mundo que te recibía en “Any Colour You Like”, esa instrumental tan la raja del disco, llena de cambios y sonoridades fuera de serie, todo esto animado con un juego de luces que impresionaba….para muestra un botón.

“Brain Damage y “Eclipse” cerrarían esta parte, tal como en el álbum, esos dos temas maravillosos, llenos de potencia y sentimiento, y bueno, como ameritaba, el prisma hizo su aparición, tirando luces pot tdodo el estadio….sin palabras.

Los bis llegarían de la mano de The Wall. Como era obvio, “The Hapiest Days Of Our Lives” llegaría de la mano de la parte II del famoso ladrillo, donde subieron al escenario los niños del colegio de San Joaquín. Hay que decir que sólo hicieron show, que no dejó de ser divertido, porque lo que se escuchaba era playback de la versión original. En ese momento, todos nos paramos, gritamos y cantamos el estribillo “We don’t need no education” y bla bla. Tremenda versión.

Y para el final, algo que de verdad, fue de otra galaxia, un regalo del cielo, algo que todos los fanáticos en mala de Floyd esperábamos escuchar alguna vez. Waters toma el micrófono y canta esas suaves notas de Vera Lynn…bellísimo. Después los redobles que dan paso a “Bring The Boys Back Home” y tal como en el disco, “Comfortably Numb….ufff lágrimas de nuevo, y un canto que no sé de donde salió, pero no de la garganta, tan así que cuando el genio despidió el show quedé en un estado de trance por mucho rato. Porque después de un final así, qué más se podía pedir??? Un final perfecto para una noche excepcional.

Entonces, para ir “redondiating”: este concierto deja la vara demasiado alta para cualquier oro espectáculo que venga Chile. Creo que es lo mejor que se ha hecho en la historia, porque cumplió con todos los elementos para que fuera un show de otro nivel. El sonido además perfecto, sino hubiera sido por un par de acoples y un chicharreo que tenía el cable de la guitarra de Andy Fairweather Low. Para mí, una experiencia única, como le decía a muchos, yo sabía que sería grandioso, pero nunca imaginé este nivel. El concierto de Roger Waters es algo que será eternamente recordado y bueno, gracias a él por haber creado esa música tan magnífica y sin nivel de comparación con ningún otro artista o banda en el mundo. Shine On!

Sunday, March 04, 2007

Rapsodia Bohemia

Bueno, tenía esta cosa abandonada desde hace mucho tiempo, por tiempo y también por ganas. Pero ahora me aplico y escribo, y lo haré sobre una canción, no sobre un disco, sino algo más individual. Porque si hablamos de obras inmortales que han trascendido y además, han sido suceso comercial, inmediatamente se nos viene a la mente una de las canciones más perfectas que se hayan hecho en toda la historia de la música: “Bohemian Rhapsody” de Queen. Pero antes, un poco de historia.

La banda se había formado a principios de los años 70, compuesta por Farok Bulsara en voces y piano, más conocido como Freddie Mercury; Brian May en guitarras y teclados, el bajista John Deacon y el batero Roger Taylor.
En 1972 graban su primer disco, que saldría editado un año después, donde quedaba muy bien plasmado el concepto de glam rock que era tan común en la época en artistas como David Bowie o Iggy Pop con los Stooges. En 1974 editan dos discos, Queen II y el tremendo “Sheer Heart Attack”, llenos de canciones con mucho power y que dejaban como una de las características más importantes de Queen el cuidadoso tratamiento que se le daba a las voces. Porque, aunque muchos piensan que los que cantaban eran sólo Mercury y Taylor no era así, eran los cuatro.

En fin, en 1975, a la hora de sacar su cuarto disco, deciden trabajar en una serie de piezas mucho más refinadas que lo que se había escuchado hasta el momento. Y es así como surge “A Night At The Opera”, una obra maestra, donde aparecen gemas como “Seaside Rendez-Vous” y “Love Of My Life”, fuertemente apoyada por cuerdas. Dentro de esta obra magna es que, casi al terminar el disco, se escucha la magnífica “Rapsodia”. Para mí, existen tres momentos en la historia del rock que definen todo lo que existió en aquellos y años y lo que vendría después: el primero, en 1966, cuando los Beatles cambian radicalmente su estilo musical y sacan “Revolver”, un disco lleno de experimentación, sonidos nuevos, y la utilización de cuerdas en canciones como “Eleanor Rigby”; el segundo, en 1973, cuando Pink Floyd establece una marca insuperable en cuanto a perfección, inspiración y desarrollo de un concepto, con la creación de “Dark Side Of The Moon”, para mi gusto lo mejor que se ha hecho en la historia de la música y obviamente, imposible de superar. Y por último, 1975, con la aparición de esta Rapsodia, porque fue la primera vez que se mezclan estilos como la opera, la música sinfónica y el rock dentro de una sola canción.

El tema fue compuesto por Freddie Mercury, y principalmente, plantea la temática de un loco que se va de la casa a corta edad y conoce un nuevo mundo, lleno de cosas buenas y también de drogas y excesos. Mercury nunca fue explícito a la hora de hablar acerca de sus motivaciones al escribir la letra, por lo que el significado que él le quiso dar es una leyenda que el maestro se llevó a la tumba. Él siempre dijo que el público debía escuchar la canción, analizarla y cada cual identificarse con ella de la manera en que quisiera.

En cuanto a los datos técnicos, la canción fue grabada por muchas semanas y en distintos estudios de grabación de Inglaterra, obviamente no es una pieza que sea fáil de registrar.

Bueno, en lo que respecta a la estructura misma, consta de cinco secciones, dentro de seis minutos, comienza con esaserie de voces cantando a capela: “Is this the real life, is this just fantasy?” O sea,, empezar una canción así, cualquiera merece pasar a la inmortalidad por haber hecho esto.

Posteriormente la clásica y conocida por todos parte donde entran todos los instrumentos, sin pasar a llevar la voz de Freddie, que creo que es el mejor vocalista dentro del rock, con esas frases como “Mama, I don’t wanna die, I sometimes wish I had never been born at all”. Fuerte cosa. El solo de Brian May que cierra esta etapa es notable, pulcro, con su sonido característico, y bueno los demás ejecutantes no lo hacen nada de mal tampoco.

Tercera etapa, el juego de voces impresionante, que tiene claras reminiscencias de opera, cada uno cantando en distintos tonos forman este deleite para los oídos. Un punto a considerar es que siempre en los conciertos, la banda ponía background en esta parte. Está claro que el estudio juega un papel fundamental, pero sin cantantes así,m nada se podría haber hecho.

Cuarta parte, puro rock, un riff tan clásico como “Smoke on The water” o tantos de Led Zeppelín, los locos tocando con una potencia pocas vuelta a ver después de 1975. Mercury con una voz impresionante, que llega hasta lo más profundo, y los cambios de Taylor certeros, justos y llenos de power.

Quinta parte, belleza pura, con la letra “nothing really matters, anyone can see, nothing really matters to me”, y la línea de piano es algo fuera de serie. A esto sumémosle los coros, y un solo de guitarra de May, que surge a través de un amplificador diseñado por John Deacon. El gong del final, histórico.

Ahora, algo de historia personal: me acuerdo que esta canción la escuché por primera vez como a los 6 años, cuando lo único que cachaba de rock propiamente tal era Pink Floyd. Y lo recuerdo porque me marcó de tal forma que ha sido una canción que ha estado presente en todos los momentos de mi vida, a la que cada vez que la escucho le encuentro nuevos detalles y que en resumidas cuentas, es una indispensable de la vida. Si bien de los beatles y Floyd no podría quedarme con una sola canción, en cuanto a Queen es más fácil, porque a pesar de que es una banda cuyos trabajos fueron excepcionales, nunca superaron a esta pieza maestra de la música. Alguien podrá alguna vez, en un escenario musical cada vez más pobre, escribir e interpretar algo así? Prefiero quedarme con la esperanza de que sí, que quizás pueda superarse, pero en ningún caso igualarse ni calar tan hondo como lo ha hecho una simple canción en sus 32 años de existencia.


P.D: recomiendo escuchar la versión para cuatro guitarras hecha por el Cuarteto latinoamericano de Guitarras, quien la desee, que la pida.